domingo, 28 de mayo de 2017

Historia de la sexualidad en América

Historia de la Sexualidad en América:
- Mesoamérica:
Capítulo 1.- Religión y Sexualidad en Mesoamérica
Capítulo 2.- Cultos a la fertilidad y cultos al falo.
Capítulo 3.- La moral sexual (próximamente)
Capítulo 4.- La prostitución (en preparación)
- Perú:
Capítulo 1.- La cultura Moche y sus increíbles cerámicas eróticas

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Introducción

Una de las asignaturas pendientes de este blog ha sido todo lo relativo al mundo de la sexualidad y el erotismo en las culturas americanas. Un universo tan fascinante como diverso, y que, por desconocimiento, no nos hemos atrevido a sumergirnos en él de lleno.

Pero antes de iniciar este recorrido me gustaría disculparme de antemano por los posibles errores a la hora de identificar los muy diversos pueblos y culturas que poblaron la América precolombina, ya que mi educación eurocentrista del mundo y su historia pueda hacer que caiga en errores de bulto sobre estas culturas o en algunos de los términos utilizados.

A pesar de todo esto, o precisamente por todo ello, hemos decidido ponernos manos a la obra e iniciar una serie de post donde iremos desengranando la sexualidad y el erotismo de los diferentes pueblos y culturas americanas (aztecas, mayas, toltecas, incas, ...), el impacto de la llegada de los europeos a América y la nueva moral sexual que surgió de la fusión de estos dos mundos.

Debido a la falta de tiempo, iremos construyendo esta historia de la sexualidad en América a salto de mata,  sin aparente orden ni concierto, aunque con el paso del tiempo esperamos que cada artículo ayude a configurar una visión global del concepto de sexualidad, erotismo y belleza en las muy diversas culturas americanas.

Esculturas en barro de Tlatilco en la capital de México.

Un choque de dos mundos

Cuando los españoles llegaron a América no sólo se produjo un encuentro entre dos mundos completamente diferentes, sino también el choque de diversas culturas con visiones muy diferentes de cómo entender la sexualidad de las personas.

Mientras en Europa, la Iglesia Católica había podido imponer su visión negativa de la sexualidad humana, reduciendo su expresión a un fin únicamente reproductor. Para los pueblos indígenas la sexualidad estaba estrechamente vinculada con sus divinidades, siendo una fuerza muy presente en su vida cotidiana, y aunque algunos pueblos mantuvieron estrictas normas sexuales, el placer sexual nunca fue contemplado como algo negativo o pecaminoso.

El placer sexual era considerado un regalo de los dioses, por lo que el sexo no sólo se limitaba a la reproducción sino también abarcaba una concepción de la sexualidad gozosa.



Por todo ello, nos podemos imaginar el tremendo choque cultural que se produjo cuando los españoles contemplaron algunas de las costumbres amerindias: sacrificios humanos, la desnudez de sus gentes, rituales con un alta carga sexual, la liberalidad de algunos pueblos, la poligamia,... incluso algunos aspectos aún muy discutidos entre los propios historiadores como la existencia, o no, de orgías rituales colectivas o la polémica sodomía, práctica bastante habitual entre algunos pueblos americanos.

Pieza del Museo Nacional
de Antropología de México
Escultura con falo
arrancado.
Todo ello sirvió para que muchos cronistas de las Américas justificarán la colonización, al tildar a muchos de estos pueblos como amorales, salvajes o libidinosos, por lo que era necesario enseñarles los valores "civilizados" de la cristiandad. Aunque curiosamente, no faltaron cronistas que elogiaron la moral sexual de algunas de sus culturas, como la de los mexicas, cultura con unos cánones sexuales muy estrictos, donde se inculcaban a sus jóvenes valores como el respeto por la familia, el carácter sagrado del matrimonio, la importancia de la virginidad en sus mujeres o el valor de la continencia sexual de sus jóvenes varones...

Pero no nos engañemos, el abismo entre las dos culturas era enorme, por lo que la polémica sobre la moral sexual de estos pueblos fue una de las principales preocupaciones de los evangelizadores. Especialmente problemático para la evangelización de las élites indígenas fue erradicar costumbres propias de su status social, como la poligamia.

Aunque si por algo destacó la conquista de América no fue precisamente por la libido desenfrenada de los pueblos indígenas sino más bien el desenfreno sexual de los propios conquistadores teniendo a las mujeres indias como principal botín de reparto y dándose casos de abusos y corrupción de costumbres de toda índole.

Pero preferimos dejar este polémico asunto para más adelante, y empezar nuestro recorrido analizando como concebían la sexualidad las diferentes culturas y civilizaciones amerindias. Un camino nada fácil, ya que como siempre, en todo lo relativo al sexo y al erotismo, nos encontramos con un problema muy común, la problemática de las fuentes.


Orgía  en una escultura de Tlatilco,
cultura mesoamericana del valle de México.

El problema de las fuentes y la censura

El primer problema al que nos enfrentamos a la hora de hablar de la sexualidad en época prehispánica es que los conceptos utilizados para describir sus prácticas, como los conceptos de "amor", "erotismo", "homosexualidad", "prostitución", etc. son términos derivados de nuestra visión occidental del mundo, por lo que muchos de ellos guardan poca o nula similitud con la percepción original que podían tener estos grupos indígenas de estos mismos valores.

Otro de los grandes problemas a los que nos enfrentamos es que la mayor parte de las fuentes escritas son indirectas, por lo que aun contando con un buen número de fuentes que recogen sus ritos y ceremonias, incluso fuentes de origen nauac, estas fuentes son post conquista por lo que la interpretación de los hechos que ven (o llegan a sus oídos) están distorsionados al pasar por el filtro de la moral y la censura cristiana, transmitiéndonos una visión parcial e interesada de costumbres y ritos.

Falo de la cultura huasteca.
http://museopalaciodebellasartes.gob.mx
Un claro ejemplo de todo ello nos lo proporciona Bernal Díaz del Castillo que en su relato sobre los pueblos indígenas nos dice sobre los huastecos (cultura desarrollada en el sureste del actual México): "Eran todos sométicos, en especial los que vivían en la costa y tierra caliente. [...] tenían excesos carnales hijos con madres y hermanos con hermanas y tíos con sobrinas, halláronse muchos que tenían este vicio de esta torpedad; pues de borrachos no les sé decir de tantas suciedades que entre ellos pasaban".

Por este mismo motivo cabe sospechar que muchos de los cronistas de las Américas trataron de ocultar buena parte de las prácticas más explícitas o amorales a sus ojos cristianos, aunque es evidente que existieron todo tipos de cultos y ceremonias donde la sexualidad estuvo muy presente, como rituales de masturbación o rituales orgiásticos.

Así, por ejemplo, uno de esos documentos fundamentales para entender la sexualidad en el México prehispánico es el "Canto de las Mujeres de Chalco",  ya que este texto aborda gran cantidad de conceptos relacionados con la sexualidad como pueden ser el placer, el deseo, el erotismo, el embarazo, la potencia viril,... Pero su recopilación y traducción está realizada por españoles, por lo que es probable que la información que les llegase a ellos ya estuviese alterada, por no mencionar, que mucha de la información obtenida podía ser tergiversada, incluso de manera inconsciente al adaptarla al imaginario occidental de esa época.

Esta censura, no sólo se limitó a los primeros cronistas europeos, sino que se ha prolongado durante siglos hasta prácticamente nuestros días, al ocultar al gran público numerosos vestigios de temática sexual. Y no sólo nos referimos a aquellos testimonios más polémicos como pueden ser la homosexualidad o las representaciones explícitas de actos de cópula, sino que incluso afecta a un culto tan extendido e importante como fue el culto fálico.

Muchas de estas representaciones fueron tildadas por los primeros españoles como símbolos satánicos, por lo que muchas de ellas fueron destruidas o aquellas esculturas de carácter itifálico fueron mutiladas.

Códice Borbónico, Lámina 30.

Esta censura se extendió a lo largo de los siglos hasta prácticamente nuestros días. Por un lado, todos estos elementos, a ojos de los ya "modernos" habitantes del país, configuraban una visión "deshonrosa" de las raíces identitarias de sus pueblos, culturas o naciones. Pero lo que es más grave es que esta censura se haya extendido hasta el sector académico, ya que apenas existen estudios generales sobre la sexualidad en las culturas americanas y muchas de estas piezas aún están custodiadas en los grandes almacenes de los museos sin atreverse a exhibirlas públicamente.

Por último nos gustaría reseñar un último factor que hay que tener en cuenta como es la idiosincrasia y particularidades de cada pueblo, por lo que es peligroso caer en grandes generalizaciones, ya que cada cultura mesoamericana tenía sus propias costumbres y prácticas sexuales, habiendo culturas más abiertas o cerradas. Por ejemplo, los mexicas eran mucho más cerrados en cuestiones de sexualidad si los comparamos a otros pueblos cercanos como los huastecos o totonacos, mucho más "liberales" en ciertas costumbres sexuales.


Pues una vez planteadas estas cuestiones preliminares estamos listos para iniciar este viaje  a las Américas...  donde recorreremos de norte a sur el gran continente americano, deteniéndonos en sus grandes culturas para intentar comprender qué concepto de la sexualidad, la belleza o el erotismo tenían, nos adentraremos sin tapujos en sus ritos y cultos más libertinos y expondremos aquellas piezas arqueológicas que aún siguen ocultas en los fondos de muchos museos.

Un viaje apasionante que esperamos recorrer con tu compañía... ¡os esperamos!

Instituto de arte de Chicago cultura moche Perú 100 B.C.- A.D. 500




Bibliografía


 http://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/la-sexualidad-en-la-tradicion-mesoamericana

Alcina Franch, J.; Procreación, amor y sexo entre los mexica.

Baudez, C.F.; Sacrificio y culto fálico en Yucatán, Sociedad española de estudios mayas, Nº19, 2007.

Gamero Esparza, Carlos (2005): La sexualidad en el Perú Pre-colombino: Kamasutra indiano. Vivat Academia. nº 65. Mayo. 2005. Páginas 1-92.

Ortega Domínguez, I.; Culte du Phallus au Mexique: un álbum lleno de secretos.




 Imágenes extraídas de: www.pueblosantiguos.com




sábado, 20 de mayo de 2017

Escándalos sexuales de la Edad Media: El matrimonio de Felipe Augusto e Ingeborg

Escándalos sexuales en la Edad Media:
- Sexo y lujuria en la Torre de Nesle
- El matrimonio de Felipe Augusto e Igeberg 

Felipe II Augusto de Francia (1165-1223) es uno de los reyes medivales franceses más interesantes, ya que su vida estuvo plagada de todo tipo de aventuras, luchó al lado de Ricardo Corazón de León contra Saladino, impulsó la Cruzada contra los cátaros y batalló contra la poderosa familia de los Plantagenet al norte de Francia...  pero también destacó por sus azarosas aventuras en el terreno amoroso.

Nacido en el año de nuestro Señor de 1165 fue el hijo primogénito de Luis VII, y desde su más tierna infancia dio muestras de su impulsivo carácter, y es que criado desde su nacimiento para ser rey de Francia no nos puede extrañar que desarrollase unos modales bruscos y hoscos, especialmente con los miembros de su séquito.

Durante su educación como príncipe cuentan las crónicas que nunca le gustó aplicarse en sus estudios, aunque estas carencias intelectuales la supo suplir con una arrolladora personalidad, con la que supo atraerse a nobles de todo condición, hecho que le permitió asegurar el poder real frente a los grandes señores feudales.

Felipe Augusto, rey de Francia
A la edad de 14 años fue coronado rey, el séptimo rey de la dinastía de los Capetos, un 1 de noviembre de 1179, en la catedral de Reims, por lo que inmediatamente se le buscó una esposa para asegurar el linaje real. Pero el fatídico destino quiso que su joven esposa, Isabela, muriera durante el parto.

Así que se le buscó una nueva esposa en las frías tierras danesas, la joven doncella Isambur, Igeberg o Ingeborg (por lo visto los nombres escandinavos son de difícil traducción a los idiomas latinos), la hermana del todopoderoso rey de Dinamarca Canuto VI, por lo que rápidamente se preparó el nuevo contrato matrimonial y en el año de 1193 todo estaba preparado para la gran boda.

Todo parecía perfecto, así que los esposos se casaron en la Catedral de Amiens un 14 de Agosto de 1193, la ceremonia transcurrió sin ningún problema hasta que llegó la hora de consumar el matrimonio. Algó pasó en esa fatídica noche de bodas que causó uno de los mayores escándalos sexuales de la Edad Media.

¿Qué pasó en la noche de bodas entre Felipe Augusto e Igeberg?

Nada sabemos a ciencia cierta que fue lo que sucedió en el interior de la alcoba real aquella noche, lo único cierto es que Felipe Ausgusto salió de aquel cuarto espantado, pálido y tembloroso, gritando que no quería volver a tocar a aquella mujer en su vida, y que no pensaba compartir lecho con ella nunca jamás.

A partir de este hecho han surgido teorías de lo más variopintas: Desde que Ingeborg era una inocente y atemorizada dama que ante el pavor que le despertaba perder su virginidad se lo hizo todo encima (como ya ocurrió con Fernando VII y su desdichada esposa) hasta el caso contrario, que Ingeborg sabía demasiado sobre sexo, hecho que alarmó al rey sobre su supuesta virginidad.

Aunque la teoría más extendida es que Ingeborg sufría algún tipo de hermafroditismo, o alguna deformidad física interna, por lo que el rey quedó espantado al ver unos genitales anormalmente grandes, por lo que salió corriendo de la alcoba repudiando a su mujer en el acto, y lo que era más grave aún, sin consumar el matrimonio.

Ilustración del repudio de Felipe Augusto a Ingeborg

A partir de aquí todo fue de mal en peor para el rey de Francia.

Felipe Augusto aplazó la ceremonia de coronación de la reina que debía celebrarse al día siguiente, y mandó encerrar a su desdichada esposa en el convento de Saint-Maur-des-Fossés de por vida, para así olvidarla cuanto antes.

Por lo que pronto se consideró libre para volverse a casar, y la verdad que no esperó mucho, ya que a los pocos años se enamoró de Agnes de Meran y contrajo matrimonio con ella.

Todo esto supuso un lío de enormes dimensiones, ya que el Rey de Francia seguía casado a ojos de Dios con la princesa danesa, por lo que este nuevo matrimonio era considerado por la Iglesia como bigamia. Al negarse a dar marcha atrás en su nuevo matrimonio, el Papa, Inocencio III, muy presionado por la Corona danesa y deseando afirmar su autoridad, excomulgó al rey de Francia, y como podrán comprender nuestros lectores, que un Papa excomulgase a un rey (y por ende a todo su reino) en plena Edad Media, como diría algún ilustre político español,  "no es cosa menor, dicho de otra manera, es cosa mayor", ya que durante todo un año en Francia no se pudo comulgar, celebrar misas, bodas ni bautismos.

Pintura mural del Papa Inocencio III.

Así que ante cualquier mal que asolase una región, el pueblo tenía claro quién era el responsable... su rey y su maldición al estar excomulgado: que había revueltas, culpa del rey, que había malas cosechas, culpa del rey, que la guerra contra los Platagenet se recrudecía, culpa del rey, que los daneses conspiraban para derrocar al rey que les había humillado, culpa del rey... bueno esto último sí que era culpa del rey.

Por todo ello nos podemos imaginar el estado de ansiedad con el que vivía Felipe Augusto, presionando por su pueblo, sus obispos, el propio Papa y enfrascado en miles de batallas con enemigos internos y externos... y cuya principal obsesión era obtener la anulación de su matrimonio y asegurar la línea de sucesión al trono francés mediante nuevos hijos.

Tras mucho pleitear con el Papa y obtener un acuerdo de reconciliación, por la cual, la orden de excomunión fue revocada, la solución se le presentó de la manera más cruel, ya que en julio de 1201, Inés de Méran murió al dar a luz a un segundo heredero: Felipe. Por lo que se solucionaban dos problemas en uno: por un lado, el rey obtenía un segundo heredero directo a la corona, ya que su primogénito siempre había tenido una salud bastante enfermiza, y por otro lado, al morir su actual esposa, la acusación de bigamia quedaba resuelta.

Castillo de Étampes, donde Ingeborg vivió recluída bajo durísimas condiciones.

Con todo ello a Felipe Augusto no le quedó más remedio que aceptar que Isambur regresase a la Corte francesa, aunque el rey se siguió negando a tener contacto alguno con ella, incluso siguió insistiendo en obtener su anulación matrimonial para poder casarse por tercera vez libremente. Aunque esta anulación nunca llegó a producirse, por lo que Felipe Augusto tuvo que aguantar durante años la presencia de su mujer en la corte, eso sí, evitando cualquier acercamiento con su maldita Isambur hasta la definitiva muerte del rey en una fecha tan significativa como un 14 de julio, aunque de 1223.

Pero este escándalo no fue el único que salpicó a Felipe Augusto, ya que las malas lenguas dicen que tuvo una extraña relación amor-odio con el rey inglés Ricardo Corazón de León, y que en su juventud había vertido "demasiadas" lágrimas por la muerte de un fiel amigo... rumores, imaginamos que malintencionados, que apuntaban a cierta inclinación homosexual del rey, pero esto ya es otra historia...



La terrible vida de Ingeborg de Dinamarca

Ingeborg, según su
lápida sepulcral.
Antes de finalizar, me gustaría que nos metiésemos en el papel de la mujer protagonista de la historia, ya que nos habla del carácter, la fortaleza y el orgullo que tuvo que tener Ingeborg de Dinamarca para soportar su terrible y humillante situación, y como nunca dio su brazo a torcer ante las presiones a las que buen seguro se vio sometida.

Ya que desde casi el mismo momento de su matrimonio estuvo encarcelada, sin fondos y obligada a vivir una existencia austera y solitaria, casi 20 años vivió recluida por órdenes directas de su marido, entre fríos conventos y austeros castillos franceses.

A esto hay que sumar que cuando Felipe consiguió que la excomunión fuera perdonada, fingiendo una supuesta reconciliación con su mujer, la reina de Francia, al negarse a aceptar esta pantonimia, fue encarcelada en condiciones aún más humillantes y estrictas.

Felipe Augusto intentó quebrar por todos los medios la voluntad de esta mujer, persuadiéndola a que renunciase a sus derechos e ingresase como monja en un convento o con promesas de libertad y riquezas si abandonaba el reino de Francia y volvía a la corte dansesa. Pero nada pudo romper su espíritu, ni tan siquiera su encierro en el castillo de Étampes donde tuvo que soportar circunstaciones horrorosas, como ella misma describe en una carta que hizo llegar al Papa Inocencio III en 1203:

    "Que se sepa, Santo Padre, que no tengo alivio aquí en mi prisión, sino que sufro bajo innumerables e insoportables insultos. Porque nadie se atreve a visitarme aquí, ni ningún eclesiástico me ofrece consuelo, ni se me permite escuchar la Palabra de Dios de parte de nadie para fortalecer mi alma o confesar mis pecados a un sacerdote. A menudo me ayudo involuntariamente, pero diariamente disfruto del pan de dolor y de la bebida del deseo. No me ofrecen ninguna medicina para la enfermedad de mi cuerpo y no se me permite bañarme. Si deseo ser sangrado no puedo y por lo tanto temo por mi vista y por la debilidad de mi cuerpo. No hay mucha ropa, y las que se pueden encontrar no son aptas para una reina. No puedo contar mis problemas en detalle, porque esas cosas que no deben ser negadas a ninguna mujer cristiana me son denegadas. Debido a estas y otras cosas que no puedo hacerme revelar a usted, Santo Padre, estoy en tal estado, que ahora estoy disgustado con la vida."

Sólo tras la muerte de su marido, que siempre le guardó un rencor y un odio bastante palpable, Ingenborg fue tratada con la dignidad que se merecía por parte de su hijastros Luis VIII y Luis IX, otrogándole ciertos honores para una reina viuda. Vivió retirada en Orleans, lo que le valió el título de 'la reina de Orleans', ya que siempre vivió bajo un limbo jurídico bastante ambigüo, ya que al no ser nunca consagrada como reina, la Iglesia no le otorgó ese reconocimiento oficial como reina de Francia, por lo que también se le negó la potestad de ser enterrada en la Basílica de Saint-Denis tal como exigía en su testamento.

Ingeborg tras una vida repleta de sufrimiento y angustia dedicó el resto de sus días a obras de caridad, muriendo un 29 de junio de 1236 en Corbeil-Essonnes, siendo enterrada en Saint-Jean-en-l’Isle, cerca de Corbeil-Essonnes. Una mujer, que merece ser recordada por su inquebrantable fuerza y su obstinación en ser tratada y reconocida como lo que era ... la Reina de Francia.


Bibliografía

https://epistolae.ccnmtl.columbia.edu/letter/24140.html

viernes, 12 de mayo de 2017

Félix Faure, una mamada presidencial... de muerte

Todo el mundo conoce el famoso escándalo de Bill Clinton y Mónica Lewinsky, una felación en pleno despacho oval que le costó muy cara al ex-presidente de EE.UU, ya que sepultó su carrera política y casi su matrimonio.

Pero si creen que este tipo de escándalos es un fenómeno moderno, es porque no se han pasado mucho por este blog, y porque seguramente no conocen el 'escándalo Faure', una felación aún más polémica que la anterior, ya que también acabó con la carrera del presidente de la República Francesa, principalmente porque el pobre hombre murió en plena faena.

Nos encontramos en 1899, tras una ajetreada jornada de trabajo, Félix Faure, sexto presidente de la República Francesa, solicitó a su amante que le esperase en 'salón bleu' del fastuoso Palacio del Elíseo al finalizar el día. Pero lo que nadie podía esperar es que aquella tarde de un 16 de febrero Faure tuviese una de las muertes más poco dignas de la historia, ya que el desdichado murió en plena sesión de sexo oral a causa de una apoplejía.

Félix Faure y Marguerite Steinheil.
Y aunque esta vez no podemos hablar de una mamada con final feliz, sí que podemos decir que al menos abandonó este mundo de forma bastante placentera... Pero como comprenderán la causa de su muerte fue motivo de burla y de chanza de sus contemporáneos que no dudaron en realizar todo tipo de chistes y chascarrillos a su costa.

Aunque antes de adentrarnos en este escabroso affaire repasemos un poco la figura de este ilustre personaje y la de su amante, Marguerite Steinheil, una mujer de armas tomar.

El período histórico

Nos encontramos a las puertas del siglo XX, el mandato político de Félix Faure estuvo marcado por la alianza franco-rusa, la conquista de Madagascar y el polémico caso Dreyfus que sacudió a la sociedad francesa de la época. Tres hechos que nos van anunciando el gran desastre que está por venir, la I Guerra Mundial

Félix Faure

Retrato de Félix Faure
Félix Faure fue el hijo de un humilde carpintero que supo hacer fortuna por su habilidad como comerciante. Todo ello le valió para ser elegido en la Asamblea Nacional e ir subiendo peldaños en diferentes puestos de poder relacionados con la economía y el comercio hasta ser proclamado de manera casi inesperada Presidente de la República Francesa.

Faure fue un hombre de buena planta, muy snob y como podemos intuir bastante mujeriego, a pesar de estar casado. Se le apodaba el Presidente Sol, por su comparación con el rey Sol, ya que se consideraba a sí mismo como la auténtica encarnación de la República, siendo un fanático devoto tanto del protocolo como del lujo y la pomposidad que su cargo debía ostentar.

Sabemos que le gustaba cambiarse de ropa varias veces al día e incluso su coquetería iba mucho más allá ya que intentó, sin éxito, que se crease un (pomposo) atuendo oficial para el presidente de la República.

Félix tuvo numerosas amantes, aunque la más conocida, fue la señora Steinheil. Su relación venía de largo, ya que iniciaron su affaire cuando él aún era ministro de la Marina. Con la llegada de Faure a la presidencia sus encuentros se hicieron más frecuentes, ya que ella iba visitarle al Palacio del Elíseo bajo el pretexto de ayudarle a redactar sus memorias.

El influjo de su amante sobre él era por todos sabidos, ya que no sólo la obsequiaba con lujosos regalos y prebendas, sino que Marguerite tuvo un importante papel como consejera personal del presidente, diciendo las malas lenguas que Faure no tomaba ninguna decisión sin la aprobación de esta enigmática mujer.

La Pompadour de la III República

Sea cual fuese el tipo de relación que mantenían lo único que sabemos que aquel funesto 16 de febrero de 1899 Margarita Steinheil entró en el despacho del presidente y a la media hora salió bruscamente de la habitación pidiendo auxilio -¡El presidente se muere! Exclamaba entre gritos, mientras intentaba recomponer sus ropajes y sus cabellos.

Rápidamente entraron a la habitación el secretario del presidente, el sr. Blondel, y el jefe de su gabinete, el sr. Le Gall, allí vieron a Félix Faure desvanecido en el diván de su despacho, podemos imaginar que con su "herramienta de trabajo" fuera, y aunque intentaron reanimar al presidente, éste sólo fue capaz de pronunciar unas leves palabras, falleciendo a los pocos minutos, fulminado por una apoplejía.

Ilustración de un periódico de la época donde se recrea la muerte de Félix Faure.


Aunque esta es la versión más o menos oficiosa existen otras versiones de lo sucedido aquel día aún más escabrosas, como que la pobre Margarita no pudo zafarse del señor Faure, por lo que cuando entraron sus ayudantes alertados por los ruidos, vieron como Félix en plena convulsión tenía aún agarrado el cabello de su amante mientras ella seguía en una posición nada digna, por lo que le tuvieron que cortar un mechón de pelo para poder zafarse de su amante.

Incluso existe otra versión en la que se afirma que la muerte fue provocada en pleno acto sexual y que para separar a los amantes hubo que cortar algo más que un simple mechón de pelo...

Sea como fuere, como podrán intuir, la causa de su muerte fue motivo de burlas y chanzas entre sus adversarios políticos. La señora Steinheil fue apodada "La Pompadour de la III República", por el juego de palabras existente en francés entre 'pompa fúnebre' y el verbo 'pompier' que se podría traducir como 'mamada'.

Incluso George Clemenceu, que años después alcanzaría también la presidencia de la República declaró sobre Félix Faure: "Deseó ser como César, pero terminó como Pompeyo"



Marguerite Steinheil

Pero aquí no acaba nuestro relato, ya que la vida de Marguerite Steinheil, aunque retirada unos meses de la vida pública tras el escándalo presidencial, siguió dando mucho que hablar, ya que siguió incrementando su lista de amantes y acabó envuelta en otro escándalo aún mayor, del que logró zafarse gracias a sus contactos con las altas esferas.

 Retrato de Madame Steinheil.
Léon Bonnat (1833 - 1922)
© Photo RMN-Grand Palais.
A pesar que algunos la han tachado como cortesana de lujo, o como caza fortunas, sus contactos dentro de la alta sociedad francesa provenían de su familia, ya que era hija de la familia Japy, propietaria de la poderosa industria de máquinas de escribir del mismo nombre.

Por ese motivo nadie entendió su matrimonio con el mediocre pintor Steinheil ya que le supuso un paso atrás en su desmedida afición por el lujo y la ostentación. Aunque supo compensar la irregularidad de ingresos de su marido con su propio talento para organizar fabulosas reuniones sociales de la alta burguesía parisina a través de las cuales conseguía nuevos encargos para su marido, siendo en una de estas reuniones donde conoció al futuro presidente de la República.

Pero si por algún talento destacó Marguerite fue por su atrayente personalidad que sumada a su atractivo físico y a sus destacadas artes amatorias supo seducir durante toda su vida a todo tipo de hombres poderosos y adinerados.

Ya que tras el escándalo por la muerte de Félix Faure prosiguió con su vida libertina, obteniendo los favores de múltiples amantes, desde poderosos industriales, pasando por importantes jueces, llegando a seducir hasta el mismísimo rey Sisowath de Camboya.

Aunque sin lugar a dudas, el asunto más macabro donde se vio envuelta fue en el asesinato de su marido y su madrastra, producido en 1908, ya que la policía encontró los cadáveres de ambos en la residencia familiar, y a la propia Marguerite atada y amordazada en la cama.

Y aunque siempre fue sospechosa de haber participado directamente en los crímenes para poder así casarse con alguno de sus riquísimos amantes, finalmente fue absuelta en medio del escándalo general. Además aprovechando que el Sena pasa por París no faltaron acusaciones que dudaban de la muerte "accidental" del presidente francés, acusándola a ella de haberle envenenado.

Dibujo de Margarita Steinhail y
su abogado durante el juicio.
Después del juicio se marchó a vivir a Londres, donde se cambió de nombre y aprovechó para escribir sus interesantes 'Memorias' en 1912. El 26 de Junio de 1917 se casó con el sexto barón de Abinger, Sir Robert Brooke Campbell Scarleet. Muriendo en 1954 en un asilo para ancianos.




Bibliografía

http://criminalia.es/asesino/marguerite-steinheil/




sábado, 6 de mayo de 2017

Hildegard, monja medieval y sexóloga

La monja Hildegarda de Bingen (1098-1179) es una de las mujeres más fascinantes de toda la historia, una adelantada a su tiempo, fue un espíritu renacentista siglos antes del Renacimiento, una pionera científica antes del nacimiento de la ciencia moderna, precursora de la ópera y de la ecología, e inventora del considerado como primer lenguaje artificial de la historia, y es que esta increíble mujer tocó casi todas las ramas del saber de su época: poesía, pintura, medicina, filosofía, teología ... todo ello rodeado de un misticismo y unas visiones que le acompañaron durante toda su vida desde que era pequeña.

Retrato de
Hildegard de Bingen
El relato de su vida es apasionante, aunque si la traemos a este blog es porque se la puede considerar como la primera sexóloga de la historia. Habló de la sexualidad femenina sin miedo y sin ningún tipo de pudor e incluso describió el orgasmo femenino bajo un enfoque más propio de la "neurociencia" que de la medicina medievalista.

Pero es que además tuvo una visión positiva de la sexualidad, para ella, el sexo no era pecado sino algo bello y apasionado, incluso fue mucho más lejos al negarse a admitir el papel pasivo de la mujer en el sexo, ya que se empeñó en demostrar que la mujer también sentía placer.

Aunque en varios de sus obras abordó el tema de la sexualidad es en su libro "Causa et curae",  donde desarrolla con más profundidad todas sus teorías sobre la sexualidad:

"Cuando la mujer se une al varón, el calor del cerebro de ésta, que tiene en sí el placer, le hace saborear a aquél el placer en la unión y eyacular su semen. Y cuando el semen ha caído en su lugar este fortísimo calor del cerebro lo atrae y lo retiene consigo, e inmediatamente se contrae la riñonada de la mujer, y se cierran todos los miembros que durante la menstruación están listos para abrirse, del mismo modo que un hombre fuerte sostiene una cosa dentro de la mano".

 
También realizó una descripción de universo de carácter aristotélico, antes de que se redescubriese Aristóteles, donde algunos autores han querido ver un simbolismo claro con la estructura de la vagina de una mujer.

Florence Eliza Glaze, “Medical Writer: ‘Behold the Human Creature,’” in Voice of the Living Light: Hildegard of Bingen and Her World, ed. Barbara Newman (Berkeley, Los Angeles, and London: University of California Press, 1998)

En su descripción de los genitales masculinos, el semen y la naturaleza de su sexualidad también aportó una visión mucho más ilustrada que sus coetáneos. Con una intuición casi visionaria realizó una descripción muy detalladas, de carácter biológico de la estructura y la función genital de los hombres, muy alejada de la visión peyorativa que se puede leer en la literatura medieval sobre la sexualidad masculina.

Una escena de la película Visions, Margarethe von Trotta, dedicada a Hildegard von Bingen.

En cuanto a su interpretación del pecado original, Hildegard también tuvo una visión más positiva de la naturaleza humana.

Para San Agustín el pecado original fue debido a la libertad moral que Dios otorgó a Adán y Eva, es decir, ellos fueron responsables directos de caer en la tentación, y no el demonio.  Es más, posteriores teólogos no dudaron en culpabilizar directamente a Eva, a la lujuria que reside en lo femenino, de haber sido la causante principal de haber caído en este pecado original.

Por contra, Hildegard en sus visiones nos transmite una visión más humanista de Adán y Eva, ya que buscó en todo momento minimizar la culpa de Eva, asumiendo que el pecado original fue culpa principalmente de Satanás, que envidioso de la maternidad de Eva, la engañó soplando veneno en la manzana de Eva.

Ese veneno, ese sabor a manzana, es el deseo sexual de la humanidad, de ahí que Hildegard escriba una obra titulada precisamente 'De Gustu Pomi' donde trata de explicar la condición humana y sus visiones relacionadas con el pecado.

¿Lesbiana?

Hay quien ha querido ver esa defensa enconada de la mujer como un signo claro de su protofeminismo, incluso algunos autores han querido ver una clara naturaleza lesbiana en Hildegard, ya que mantuvo una intensa relación de amor (fraternal o pasional, según como lo queramos ver) con Richardis von Stade, su asistenta personal y su favorita en el convento, a la que trató de persuadir por todos los medios que se trasladase a otro convento de clausura. Además cuenta con apasionados poemas cargados de intenso erotismo hacia lo femenino.

Aunque todo este tema daría para otro post, simplemente apuntar que las relaciones de amor en conventos de clausuras no era un fenómeno nada raro, ya que durante el medievo fueron muchas las mujeres que fueron forzadas por sus familias a ingresar en este tipo de órdenes, sin que hubiese ningún tipo de vocación religiosa de por medio.


"St. Hildegarda de Bingen y su asistente Richardis" de Lewis Williams (Fuente: TrinityStores.com)


Conclusión

Hildegard ha sido sin ninguna duda una de los personajes más fascinantes de todo el medievo, aunque precisamente por su condición de mujer, su carácter rebelde, y su diversa y enigmática producción intelectual la historia olvidó a esta gran mujer durante siglos.

Habrá que esperar a nuestra actual época para que su extraordinaria figura sea rescatada del olvido, y no sólo por la Iglesia Católica, que la canonizó en el año 2012, sino por intelectuales de los más diversos campos, que han visto en esta mujer una adelantada a su tiempo, que se atrevió a hablar de sexo, de placer, del orgasmo femenino, con una naturalidad y una mentalidad más propia de la época contemporánea que de la rígida moral medieval.

Por todo ello, no nos debe extrañar que su figura se haya convertido en todo un icono de la modernidad, convirtiéndose para muchas mujeres en un símbolo de la lucha por la igualdad de la mujer y su liberación sexual.

Y aunque seguramente muchos que nos leen sea la primera vez que escuchen el nombre de Hildegard les aseguramos que en la historia de España hay otra fascinante mujer con el mismo nombre cuya historia merece ser relatada... pero eso será en otro momento.


Bibliografía

Cirlot, V., Hildegard y la tradición visionaria de Occidente, en
http://www.ignaciodarnaude.com/espiritualismo/Hildegard%20Von%20Bingen%20y%20la%20tradicion%20visionaria%20de%20Occidente,V.Cirlot.pdf.pdf

Ortúzar, M.J.;  De gustu pomi: Hildegard y la condición humana, Universidad de Chile en https://web.uchile.cl/publicaciones/cyber/19/mjortuzar.html

 http://www.yorokobu.es/hildegard-von-bingen-orgasmo-femenino/

 https://muhimu.es/genero/hildegard-von-bingen-primera-sexologa/

 http://www.purplemotes.net/2015/01/25/hildegard-of-bingen-men-sexuality/